El sorpresivo cierre de la fábrica de lavarropas Whirlpool no solo afecta los 220 trabajadores despedidos por la firma. Otras empresas que formaban parte de la cadena de valor de la multinacional también se vieron golpeadas por la decisión y analizan la continuidad de sus trabajadores.
Una es la firma Novax, ubicada en el Parque Industrial de Pilar, que debió cerrar una línea producción que fabricaba casi la totalidad de las partes plásticas de los lavarropas de Whirlpool. Hay 38 trabajadores afectados a ese sector cuyos puestos hoy penden de un hilo.
“Vamos a tener que tomar una decisión en lo inmediato. Queremos que afecte a la menor cantidad de gente que se pueda y que sea en las mejores condiciones”, le dijo a El Diario Máximo Donzino, presidente de la empresa ubicada en la calle 13 de complejo fabril de Pilar, el más grande de la Argentina.
Por estos días, la decisión sobre cuántos trabajadores serán finalmente desvinculados y en qué condiciones se negocia en una serie de audiencias en el Ministerio de Trabajo entre la firma y sindicato Plástico. La resolución será inminente: “Es claro que nos sobra mucha gente”, admitió Donzino.
“Era inviable”
Donzino aseguró que lo tomó por sorpresa “la decisión radical” de Whirlpool de cerrar definitivamente la fábrica, aunque admitió que “desde hace dos años la situación se venía complicando”.
“El negocio se había vuelto inviable por el cambio en las reglas de juego”, definió el empresario. “La intención de producir para exportar a Brasil necesitaba de unas condiciones de competitividad que no estaban”, analizó.
“Todos mirábamos para otro lado, pero sabíamos que estábamos en vía muerta”, admitió con crudeza.
En un principio, Novax fabricaba el 100% de las piezas plásticas de los lavarropas Whirlpool. Para eso, invirtió en una nueva ala de su planta en el Parque Industrial donde montó una línea de producción nueva a la que destinó 38 trabajadores.
“Se hizo una inversión grande, que incluyó una cabina de pintura. Incluso hubo aportes de Whirlpool”, contó en el empresario. Con el correr del tiempo, la fábrica de lavarropas comenzó a internalizar parte de los procesos que antes tercerizaba en Novax, lo que formaba parte del acuerdo inicial. Pero desde octubre, los pedidos se cortaron abruptamente. Fue el principio del fin.